El invitado que estaba buscando…
Tantas veces había invitado a el amor a mi vida y cuando llamó a mi puerta, abrí y me encontré mirando a mi alrededor para ver si no venia acompañado de otro invitado… Me di cuenta de que lo que realmente estaba buscando era la comodidad, no amor. Lo mismo ocurre con la amistad o el arte o cualquier cosa! Cuando llamaron a mi puerta como una sorpresa o cuando yo misma los invité, yo no los dejaba entrar a menos que llegaran con algo de comodidad… que rara vez lo hicieron. ¿Por qué? Por que la Comodidad por lo general viene con otro tipo de invitado, tal como el compromiso o la ilusión. Creo que ahora que es mucho más sencillo y verdadero el dar la bienvenida a los sentimientos puros y experiencias de vida tal y como son, sin tratar de manipular, o torcerlos para que se ajusten a mi propia visión o manera de hacer las cosas. Tengo que dejar que el amor, la amistad, la fe y todos esos invitados maravillosos que me escandalicen, me sorprendan, me atonten, me dejen sin palabras, impotente, y sin aliento…